Bestiario Animé
2001
CURADURIA: TERESA RICARDI
Estos bichos pintados con laca nitro-celulósica, generalmente empleada para pintar automóviles, propone un diálogo futurista entre la escultura clásica y la animación. Donde el tratamiento clásico del movimiento en la escultura, que toma entre otras cosas al volumen como determinante, presenta la idea de movimiento en planos visuales o cortes temporales de vistas parciales que construyen la totalidad de la figura en el espacio.


A través de estos “diferentes tiempos” expresados en las vistas recomponemos el desarrollo narrativo del movimiento de la figura. La imagen brillante y desconcertante del comic nos aleja de la estatuaria griega, disfrazando y tensionando la idea clásica del movimiento que se encuentra “discontinuada en sus cortes” y se acerca a la velocidad de la imagen plana del dibujo en ilusión de movimiento, (animación).
Las tres piezas escultóricas presentadas, forman parte de la serie Bestiario Animé, un conjunto de trabajos realizados a partir del 2001. En estas esculturas convergen diferentes aspectos técnicos (…), donde los materiales constructivos son empleados como estudio y experimentación sobre las variantes posibles que componen el lenguaje contemporáneo de la escultura.


La impresión inmediata remite al comic, con la particularidad de no representar ningún personaje en sí, sino con la abstracción suficiente que permite imaginar una forma de vida extraña, artificial. Existe una estética de animación, cuya imagen final los acerca a una construcción o diseño realizado en programa 3D que cobra existencia en una tercera dimensión real. Bichos animados, ni hombres, ni animales, pero con rasgos comunes a ambos.